El caballo blanco


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Se podría decir que no era blanco y su figura inquietante hacía recordar a otros animales. Pero él lo nombró caballo y todos le creyeron y nombraron a otras bestias con ese nombre.
Él tenía el poder casi divino de nombrar y crear.
La criatura a la que todos llamaron caballo blanco pronto se escabullió de las trampas humanas y nadie supo más nada de ella.
Él se aburría con la devoción que despertaba en los otros y se suicidó.
Después de su muerte, todos quedaron silenciados y sin poder crear nada con las palabras.
En su epitafio se puede leer: «No soportó la ausencia del caballo blanco». Aunque todos saben que es mentir, prefieren el engaño a la creatividad.

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